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BENEFICIOS DEL DEPORTE

El deporte entendido como actividad mótriz representa un fundamento y una condición importante, no sólo para el desarrollo físico, sino también para el desarrollo intelectual y socioafectivo, no debemos analizarla únicamente desde el punto de vista biológico, sino que debemos asumir la repercusión que la misma posee sobre todas las dimensiones del ser humano.

Tecnicas del entrenamiento

Valoración de la Técnica

En la observación de la técnica podemos apreciar dos tipos de valoraciones, la formal, y la real.
La valoración formal es aquella que se hace analizando la semejanza de la ejecución realizada, con el modelo ideal establecido por la ciencia. Es una valoración objetiva y debemos utilizar analizadores altamente fiables para prescribir los posibles errores o desviaciones del modelo. Hay deportes, gimnasias, patinaje artístico, etc... que valoran el rendimiento en ellos, evaluando con este criterio formal a los deportistas. El juez, entrenado en la observación, emite una puntuación que valora la ejecución de este tipo de habilidades técnicas. Podíamos decir que hay una correspondencia directa técnica-resultado por lo que ésta valoración formal, es equivalente a la real del resultado.

La valoración real es la que se hace sobre el resultado, prescindiendo de que si la ejecución fue o no próxima a un modelo ideal. Un deportista puede rendir marcando muchos goles teniendo un deficiente modelo de ejecución técnica del lanzamiento a porteria. Es por tanto una medición o valoración de la técnica indirecta. En este grupo de deportes de valoración indirecta se encuentran los que tratamos en estas Jornadas si bien en el Atletismo la ejecución técnica semejante al modelo, es una garantía de rendir a un más alto nivel para aquellas especialidades denominadas "técnicas" en el "argot" atlético. Un atleta que desconoce la técnica de vallas es imposible que realice un buen resultado en esas especialidades, aunque en ellas no se evalue la técnica, sino el tiempo, que es una valoración indirecta de la técnica. Por lo tanto las condiciones de valoración indirecta de la técnica permite clasificar a los deportes, a menos en estos dos grupos mencionados. Pero lo realmente importante es conocer cómo se va a evaluar la técnica en el deporte que es nuestra especialidad, para poder diseñar la estrategia general de su enseñanza así como planificar los objetivos según las exigencias reales de mi especialidad.
De esta forma dará prioridad en según que etapas del aprendizaje, a la mejora de unos, u otros factores, de los que componen la técnica.

El Entrenamiento de la Técnica

Gracias al análisis de la técnica (apartado dos del trabajo) tenemos conocimiento de todos los factores que podemos enseñar para mejorar la habilidad técnica de un determinado deportista. Conocer su significado, nos permite fijar la importancia de unos sobre otros factores, por lo tanto, localizar los objetivos y definirlos con mayor precisión. Por último con la evaluación de la habilidad en los distintos deportes, podemos fijar su importancia relativa y secuenciar los objetivos de aprendizaje durante la vida del deportista. Es el momento de indicar cómo se mejora la habilidad técnica. Como puede suponerse es imposible en un trabajo de este tipo, llegar a describir todo el proceso de entrenamiento de los distintos deportes que nos ocupen, asi como de cada especialista dentro de cada uno de ellos. Pero sí, vamos a desarrollar los aspectos que influyen en la adquisición de sus técnicas, así como proponer un modelo por etapas para su enseñanza basado en las propuestas realizas en este trabajo.

Se puede identificar, de una forma simplista y poco precisa el concepto de aprendizaje de las habilidades técnicas con el de aprendizaje motor, pero nunca a éste, con el entrenamiento de la técnica en el que además intervienen otros elementos que completan el espectro de capacidades necesarias para lograr el máximo rendimiento de las habilidades técnicas durante la práctica deportiva. Decimos que es una identificación simple pues el aprendizaje de habilidades técnicas, exige de aprendizajes que permitan a un ser adaptativo, ajustar su actividad motriz a las circunstancias predominantes en la competición deportiva (Lorenz 69, Higgins 77). Por tanto, no sólo es necesario adquirir un aprendizaje motor sino también, un aprendizaje perceptivo, y otro decisional, para con- templar todas las necesidades de aprendizaje que requiere una práctica con exigencia de alto rendimiento, como es la práctica deportiva (Arhold 80). Los tres tipos de aprendizaje deben crecer de forma homogénea para poder rendir en el deporte, si bien en cada grupo de deportes con diferencias peculiares en uno u otro sentido. Sirva como ejemplo de estas diferencias, la propuesta de Mandoni (85) para el aprendizaje inicial del baloncesto, en el que deben lograrse los siguientes aprendizajes:

· Aprendizaje de las señales. (estimulo-respuesta).
· Aprendizaje de la conexión. (estímulo-respuesta, sin encadenamiento).
· Encadenamiento de varios estímulos-respuestas.
· Aprendizaje de conceptos.
· Aprendizaje de reglas.

Como vemos, en ésta propuesta, los aprendizajes de valor perceptivo, y decisional, superan a los aprendizajes de tipo motor, mientras que en otro tipo de deportes puede suceder lo contrario.
De cualquier modo hay que tener presente que para el aprendizaje de técnicas deportivas nuevas, de cualquier especialidad, existen una serie de condicionantes que influyen en el momento del aprendizaje y estos son según Reider (85) los expuestos en la figura 3

El entrenamiento que se realiza por medio de la práctica corporal, con la ejecución de movimientos es el más significativo en la práctica de entrenamiento. Esta movilización corporal puede encaminarse hacia el perfeccionamiento del propio movimiento, mejorando su ejecución, o bien dirigirse a la adquisición de factores condicionales que mejoren el rendimiento de ese gesto. Es decir, lograr incrementar el valor de las capacidades coordinativas o de las condicionales del deportista.

· Para mejorar las capacidades coordinativas Manno (84) hace la propuesta de objetivos de ejecución motriz en condiciones que hagan participar a todas las capacidades coordinativas y en especial aquellas predominantes en la especialidad concreta. Hace la propuesta que exponemos en la figura 5 de la coordinación del acto motor deseado, como explicación de los distintos procesos que suceden en el ejecutante y que le permiten mejorar sus capacidades coordinativas en tanto en cuanto se cumplan las condiciones expuestas en el modelo. Una orientación específica de los objetivos y el cumplimiento de un número de ensayos en determinadas condiciones, permiten lograr el aprendizaje de ese especifico movimiento, el aprendizaje de una técnica deportiva concreta. A este respecto Matveev (82) indica, "a medida que un movimiento se va haciendo habitual, por un gran incremento en el número de repeticiones, ese ejercicio no influye ya en las capacidades coordinativas" y propone la que llama "renovación sistemática de la experiencia motora" para lograr influir constantemente sobre las capacidades coordinativas. Bajo esta perspectiva el aprendizaje motor es una parcela del entrenamiento de las capacidades coordinativas.

La mejora de las capacidades condicionales es otra faceta del entrenamiento de participación motriz. Se realiza mediante la aplicación de sistemas concretos que mejoren estos factores. De todos son conocidos multitud de sistemas que mejoran la fuerza, velocidad o resistencia así como de flexibilidad y relajación, por lo que sería prolijo su enumeración. Lo que si queremos hacer notar es la importancia que tiene el que exista una homogeneidad en los niveles de objetivos concernientes a estas dos posibilidades de participación motora, que proporciona un equilibrio en el comportamiento técnico y una posibilidad continua de progreso a lo largo de toda la vida deportiva de los deportistas.

-El entrenamiento técnico que se realiza con participación cognitiva-afectiva es comúnmente desestimado, suponiéndose que por la simple participación de estos valores en cualquier práctica corporal ya se realiza su entrenamiento. Realmente no es así y Durán (85) sistematiza las operaciones que son necesarias para la planificación de una respuesta motriz donde se pone en evidencia la necesidad de mejora en esta clase de capacidades, en las que no es necesaria la participación motriz para su entrenamiento.

Luego de estas "prácticas mentales" se realiza la ejecución motriz, en condiciones más o menos semejantes a las propuestas diseñadas en la planificación precedente. Una vez ejecutado el movimiento, es necesario evaluarlo, donde toman de nuevo valor las capacidades cognitivo-afectivas para poder realizar las operaciones siguientes, propuestas por Durán y representadas en la figura.

En este tipo de operaciones mentales se pone de manifiesto que, tanto durante los entrenamientos como en el transcurso de las competiciones, la participación de las capacidades cognitivas permiten una ejecución técnica ajustada a las intencionalidades con las que el deportista se enfrenta a la actividad, y si en la planificación hay mayor participación cognitiva, en el análisis de la respuesta hay tanto valores cognitivos como afectivos.

Las posibilidades de entrenamiento técnico sin actividad motriz las ha propuesto Volpert (1976) y permite mejorar cierto número de capacidades cognitivas. Las podemos ver en la figura 9 donde se representan estos sistemas de entrenamiento; mediante ellos Reider (85) propone los siguientes objetivos cognitivos que podemos proponer para su práctica.

· Mejorar la capacidad de representación del movimiento.
· Mejorar los procesos de anticipación.
· Percepción consciente de cada tipo de información (táctil, kinestésica, visual, acústica).
· Mejorar las capacidades de observación.
· Mejora de la capacidad de comparar el valor previsto con el real.
· Planos motores con puntos focales de atención.
· Mejora de la capacidad de concentración.

El logro de estos objetivos permite desarrollar formas más específicas de entrenamiento para evitar errores de ejecución que parten de la comprensión (cognición) que el deportista tenga de su realización técnica. En esta línea está el entrenamiento propuesto por Pöhlmann (1977) sobre la base del denominado "Principio de aclaración o discriminación" por el cual se realizan ensayos con artefactos de distintos pesos, para que por diferenciación kinestésica, se resuelvan determinados problemas, de ejecución, fundamentalmente en la aplicación de fuerzas.
También da la posibilidad del “fallo” propuesta por Korengerg (1980) para reconocer el origen real de errores en la ejecución de habilidades técnicas. De la misma forma, según proponen Meinel y Schnabel (1977), los procesos cognitivos logran la estabilidad del deportista respecto a la realización motriz de la técnica para alcanzar su alto rendimiento en cualquier circunstancia. Lo que denominan como "Constancia del movimiento". Los procesos cognitivos también tienen una alta participación en la eliminación de la denominada "Barrera de velocidad" ó "Bloqueo de velocidad" descritos por Osolin 80 y Hollmann-Hettinger 1980. Así como otras aplicaciones tanto en la esfera competitiva, como de aplicación en las fases de entrenamiento de la habilidad técnica.

Por lo tanto, en el proceso de entrenamiento de la técnica se deben utilizar tanto formas de participación motora, como de participación cognitivo-afectiva, lo que complica su aplicación y lo alarga durante prácticamente toda la vida deportiva de los sujetos. Será necesario utilizar diferentes formas según sea lo que el deportista necesita mejorar de su técnica, pues cada una de estas opciones de entrenamiento, son más o menos eficaces para el logro de unos u otros objetivos técnicos, que deben obtenerse en el transcurso de las distintas etapas de la formación de la habilidad técnica.
Etapas del Aprendizaje Técnico

Este proceso de entrenamiento, permite el aprendizaje de la habilidad técnica luego de varios años de experiencias ininterrumpidas. Fitts (64) propone tres estadios para estas adquisiciones: estadio cognitivo, estadio asociativo y estadio autónomo. Gentile (72) define sólo dos etapas, mientras que Meiner (77) desarrolla también tres niveles de dominio, el de principiante, el avanzado y el de alto dominio. Por su parte Martin (77) añade un cuarto nivel. Tanto Ozolin (70) como Matveev (77) observan dos momentos, el de enseñanza, y el de perfeccionamiento. Más recientemente Nadori (85) designa tres, bajo los epígrafes de no específica, semi-específica, y especifica para la adquisición de la habilidad técnica. Bien sean dos o tres etapas, casi todos los autores coinciden en determinar que en un primer momento, se debe lograr la construcción básica del modelo técnico, comprendiendo las condiciones del gesto así como reconocer, e interpretar, las características del entorno en las que el movimiento técnico debe producirse y adaptarse.

En un segundo nivel de técnica, el deportista debe perfeccionar sus movimientos, eliminando los in- necesarios (Harre 76). Obteniendo un grado de fijación y regularidad suficientes, así como perfeccionar los procesos decisionales, identificando las características integradas en el entorno, predecir los acontecimientos, y jerarquizar las respuestas que son susceptibles de ser utilizadas en una determinada situación competitiva.


Los autores que se decantan por un tercer nivel definen en él los fenómenos de constancia y de disponibilidad que permitan altos niveles de ejecución técnica en cualquier situación del entorno.
Mientras que los que sólo proponen dos fases, estos logros los incluyen en la segunda, como una consecuencia final del proceso de entrenamiento bien realizado. Creemos que falta una tercera, o cuarta etapa en la que el deportista, dueño de su técnica, puede crear nuevas formas de habilidad, identificándolas como algo propio y que le sirven como estimulo para permanecer largos años en la práctica deportiva. Bien es verdad que hay especialidades deportivas en las que éste proceso es más difícil, e incluso puede venir mediatizado por el reglamento especifico. En cualquier caso lo que parece incuestionable es la necesidad de dividir en etapas la vida deportiva de los sujetos, a fín de poder ajustar los procesos madurativos biológicos con el desarrollo de la habilidad técnica y otros. Para nosotros esa propuesta es, en los deportes que nos ocupamos de:


A) Etapa de condicionamiento general polivalente (de 8 a 10 años).
B) Etapa de preparación multilateral orientada de (10 a 12 años).
C) Etapa de Iniciación Específica (12 a 16 años).
D) Etapa de Especialización (16 a 20 años).
E) Etapa de Perfeccionamiento (20 años a 24 años).
F) Etapa de alta estabilidad del rendimiento (+ 24 años)

Definiremos en cada una de ellas los criterios de diferenciación en la formación de la habilidad técnica, como consecuencia de un entrenamiento organizado en los parámetros que hemos venido indicando.

A) En esta etapa el entrenamiento de participación motora debe desarrollar todas las capacidades coordinativas. Con orientación inespecífica, modificando constantemente las condiciones del entorno del practicante. Se fundamenta por tanto en la experimentación motriz de todas las capacidades de movimiento. También se desarrollarán todas las áreas de capacidades condicionales en equilibrio con estas coordinativas.

En cuanto al entrenamiento de participación cognitiva debe centrarse en objetivos que permitan la comprensión del movimiento como capacidad humana, así como la autoconciencia del individuo durante ese movimiento.

En esta etapa no se ha diferenciado nada el entrenamiento de unos individuos a otros, por lo que todos ellos pueden realizar después todo tipo de deportes. El entrenador deberá observar el área de movimientos, y de cogniciones, en las que cada sujeto aprende más rápidamente o destaca sobre sus compañeros, para poder realizar la siguiente etapa, correctamente.

B) Cuando el sujeto y el entrenador son conscientes de la mayor eficacia en una determinada gama de movimientos, se inicia esta segunda etapa de preparación multilateral orientada. En ella el entrenamiento de la habilidad técnica se centra en la mejora de las coordinaciones inespecíficas del grupo de movimientos en los que el individuo tiene talento, y que se pueden aplicar posteriormente en alguna especialidad deportiva. Como el entrenador conoce el deporte, en cuestión propondrá una orientación elemental hacia la práctica de los elementos técnicos de esa .especialidad y de las formas complementarias que su experiencia le indique. En este momento es muy importante tener presente el análisis de la técnica, para proponer los aspectos espacio-temporales predominantes en esa especialidad, así como los estructurales que sean el fundamento de las adquisiciones técnicas posteriores en esa habilidad específica.
En este momento se inicia la primera diferenciación en el entrenamiento de la habilidad técnica y en las prácticas de participación cognitiva, lo que permitirá, junto con la observación del desarrollo biológico, determinar con menos errores la futura especialidad deportiva que ya se inicia de forma especifica inmediatamente.

C) En este momento todo el entrenamiento de la técnica se centra en obtener, y desarrollar, el propio modelo de ejecución de los movimientos específicos de una determinada especialidad deportiva. Podríamos hablar de una adaptación de la habilidad al gesto específico, con la participación de procesos cognitivos para su asimilación al repertorio motor. Estos procesos tienen ahora su principal función durante la competición, que es el campo de pruebas de cada una de las habilidades que se van adquiriendo durante los entrenamientos. El significado de la técnica en esta especialidad elegida, determinará la adecuación de los logros a la competición. El papel del entrenador es fundamental para identificar esos significados y presentarlos al atleta en condiciones simplificadas, durante los entrenamientos.

Las cualidades condicionales también se localizan en aquellas facetas específicas de la especialidad iniciada, pero teniendo presente el grado de maduración biológica del sujeto. Es evidente que en este momento el deportista ya es jugador o participante de una determinada especialidad atlética.

D) Las cualidades personales de talento son fundamentales para la etapa de especialización. El desarrollo morfológico, la facilidad en el aprendizaje técnico y su fijación, la eficiencia en la toma de decisiones, la adaptación a las condiciones competitivas, son entre otros, elementos que permiten al atleta y entrenador asegurarse de que su elección fue correcta. Los factores exteriores, espacio- temporales deben ser resueltos con eficacia, todos y cada uno de ellos. La evaluación de la técnica específica definirá esa eficacia y permitirá ajustar los estructurales progresivamente a las necesidades que éste nivel exige. Las formas de entrenamiento cognitivo deben lograr el conocimiento profundo del deporte que se practica y la especialidad dentro de él, o del puesto específico al que debe adaptar toda la habilidad alcanzada hasta este momento. Tschiene (85) denomina a esta etapa de "especialización profunda" refiriéndose al atletismo para destacar la importancia que tiene el hecho de la especificidad de formas de entrenamiento.

El estudio dinámico, y la valoración temporal, son los elementos que permiten proponer objetivos preferentes en el entrenamiento técnico de este nivel. Higgins (77) propone en esta fase que el atleta debe adaptar y transferir su habilidad a las condiciones predominantes en el entorno. Lo que la diferencia de la etapa siguiente, en la que deberá lograr adaptarlas a situaciones inhabituales, o variados, si es que la especialidad deportiva las tiene.

E) En este momento el deportista domina todos los elementos de la habilidad técnica, y se propone su perfeccionamiento. Ello supone que tanto los aspectos espacio-temporales, como los estructurales, deben ir ajustados de forma recíproca para obtener una perfección probada en situaciones competitivas. La variabilidad de estas situaciones, ponen a prueba las capacidades cognitivas que junto con las condicionales específicas, deben ser continuamente entrenadas para alcanzar esta perfección de la habilidad técnica. Es fundamental el reproducir las condiciones variables que se dan en la competición, proponiéndolas globalmente, incluso aumentarlas durante el entrenamiento, a fin de no bloquear el progreso de la ejecución técnica {Pöhlmann 77) en ningún momento.
Si estas condiciones de entrenamiento se mantienen, este perfeccionamiento puede alargarse indefinidamente, si también las condiciones de competición aportan al deportista suficientes estímulos nuevos que eviten el estancamiento.

F) La etapa de estabilidad del rendimiento es una consecuencia de la etapa anterior, la diferencia estriba en que ahora las posibles soluciones motrices a las condiciones de competición, deben ser en la mayoría de los casos, producto de la elaboración del propio sujeto, de su capacidad creativa. El deportista dispone de alto nivel de estabilidad en su habilidad, su capacidad técnica está consolidada de tal manera que le permite rendir en todas las condiciones competitivas y además puede crear soluciones de movimiento, que le hacen aún ser más eficaz. Este éxito le hará permanecer mayor tiempo en la competición con un alto nivel de motivación para hacerlo. Creemos que esto es posible por una correcta distribución de los objetivos en las diferentes etapas propuestas y con la atención en el entrenamiento de las capacidades cognitivas durante las distintas fases del entrenamiento técnico.

Por último debemos decir que el entrenamiento técnico que aquí hemos planteado, no tiene sentido si no se compatibiliza con el entrenamiento de la habilidad táctica, que sistemáticamente hemos ignorado al no ser éste el motivo de este trabajo.

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